miércoles, 30 de marzo de 2016

Los «Amigos de Siria» se reparten la economía siria antes de haber conquistado el país

Como prueba de que la preocupación de Occidente por Siria no tiene nada que ver con los nobles motivos proclamados, como la democracia y la protección de los civiles, la Conferencia de Amigos (sic) del pueblo sirio prepara un plan de saqueo económico aplicable en cuanto logren ocupar el país. Conforme a la mejor tradición colonialista, un Grupo de Trabajo copresidido por Alemania y los Emiratos Árabes Unidos estudia cómo repartir los despojos de Siria cuando logren vencerla. La OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo están vendiendo la piel del oso… antes de haberlo cazado.

 «Grupo de Trabajo» internacional se reunió por primera vez en Abu Dabi la semana pasada bajo la copresidencia de Alemania. Su trabajo consiste en poner en marcha una serie de medidas económicas urgentes después de la caída del régimen de Assad.
Este «Grupo de Trabajo» («Working Group on Economic Recovery and Development of the Friends of the Syrian People») fue creado el 1º de abril, en Estambul, por el «Grupo de Amigos del Pueblo Sirio». Se trata de una alianza de Estados occidentales y pro-occidentales que han luchado junto a la oposición en la guerra civil siria y que cooperan fundamentalmente con el Consejo Nacional Sirio (CNS), una organización en el exilio. Este «Grupo de Amigos del Pueblo Sirio» no ha sido legitimado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo mismo sucede con su «Grupo de Trabajo», que se ha autoproclamado «Foro Central» para las medidas económicas necesarias.

Alemania es el principal responsable

Como explica el diplomático alemán Clemens von Goetze, quien dirigió la reunión realizada al final de la semana pasada junto a su homólogo de los Emiratos Árabes Unidos, el «Grupo de Trabajo» no fue creado solamente para aportar ayuda urgente después de la caída del régimen: «El momento es favorable para abrir al país perspectivas a largo plazo». Para Clemens von Goetze el modelo a seguir es el del Plan Marshall, mediante el cual Estados Unidos aportó ayuda para la reconstrucción a los aliados occidentales.
El «Grupo de Trabajo» ha creado varios subgrupos que deben dedicarse a temas precisos. En la repartición internacional del trabajo sobre la que los Estados miembros se pusieron oficialmente de acuerdo, Alemania es responsable del aspecto «Política económica y reforma». En ese tema se habla explícitamente de «estrategias a largo plazo» que deberían favorecer el paso «de una economía centralista a una economía de mercado», según se puede leer en los informes.
Para ello, el «Grupo de Trabajo» instituye una «Secretaría» a cuya disposición Alemania y los Emiratos Árabes Unidos tienen la intención de poner respectivamente 600 000 euros. El probable director de esa «Secretaría» es el alemán Gunnar Walzholz, quien fue el último jefe del Kreditanstalt für Wiederaufbau (KfW) en Afganistán.
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Clemens von Goetze, director de la administración central en el ministerio alemán de Relaciones Exteriores y ex director en Afganistán del Banco alemán de Reconstrucción, copreside el grupo de trabajo que debe organizar el saqueo de la economía siria.

El bastón y la zanahoria

Conforme a lo confirmado por un participante en la reunión de la semana pasada, las medidas que se aplicarán bajo la responsabilidad de Alemania responden a una serie de objetivos a corto plazo. Por ejemplo, los programas económicos deben atraer a las fuerzas que, dentro de Siria, «todavía no participan totalmente en la insurrección o aún dudan en apoyarla». Esos programas constituyen un antídoto a las sanciones que no mediante estímulos sino a través de presiones– apuntan a incitar también a empresarios leales a pasarse al otro bando. Sobre ese tema, el «Grupo de Trabajo» ha declarado que las sanciones podrían levantarse «en cuanto alcancen sus objetivos, o sea después de la caída de Assad, que se vería favorecida por un cambio de bando de los medios económicos interesados».

Consecuencias de la liberalización

Berlín, que durante mucho tiempo colaboró con el régimen de Assad, estimuló desde hace años la privatización de la economía siria, que ahora aparece como objetivo del «Grupo de Trabajo». En 2006, la organización alemana de cooperación GTZ (la actual GIZ) puso en marcha, especialmente con ese objetivo, un programa llamado «Apoyo a la reforma económica siria». Según se explicó, «el gobierno sirio había decidido en 2000 pasar a la economía social de mercado», pero «las instituciones implicadas carecían de conocimientos». De ahí el apoyo de la GTZ a la reforma. Se afirmaba que, «gracias a los efectos esperados sobre los ingresos y el empleo», la reforma «mejoraría las condiciones de vida de la población siria».
Pero nada sucedió después de ese anuncio. Por el contrario, el International Crisis Group confirmó el año pasado que la apertura del mercado sirio tuvo efectos «extremadamente negativos» para la artesanía local. Eso fue particularmente válido para la ciudad de Duma, cerca de Damasco, donde vivían numerosos artesanos. La liberalización los puso al borde de la ruina y el resultado fue que rompieron con el régimen. En este momento, Duma parece ser un bastión de la oposición y momentáneamente, en enero pasado, llegó a estar totalmente bajo control de los rebeldes.
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Osama al-Kadi fue durante mucho tiempo cuadro de British Gas y posteriormente consultante económico internacional. Se especializó en la aplicación de las leyes de la guerra de Sun Tzu a la conquista de mercados. Aunque nunca fue militante político ni opositor del partido Baas, al-Kadi se vio recientemente aupado a la posición de miembro del Consejo Nacional Sirio para utilizar sus habilidades. Hoy está encargado de elaborar una estrategia de saqueo acelerado de su propio país en cuanto caiga la República Árabe Siria.

Proyectos

También puede leerse en la «National Economic Vision» que el jefe del Buró Económico del CNS, Osama al-Kadi, presentó la semana pasada al «Grupo de Trabajo», reunido en Adu Dabi bajo la dirección de Alemania, que la liberalización mejorará el nivel de vida «sólo a largo plazo». Hay que crear primero condiciones de confiabilidad para las inversiones extranjeras, aumentar la «productividad» de los trabajadores sirios, acelerar el establecimiento de empresas industriales, reformar el sector bancario y buscar mercados, sobre todo en el extranjero. El «Marshall Syrian Recovery Plan», que debería comenzar lo más pronto posible, podrá atraer una cantidad bastante grande de inversiones directas occidentales. En el futuro, la «Secretaría» del «Grupo de Trabajo» bajo la dirección de Alemania ayudará a aplicar ese plan en cuanto Assad sea derrocado y tan pronto exista un nuevo régimen en Damasco.

Como hace algunos años en Kosovo

El CNS, que colabora estrechamente con Occidente en el marco del «Grupo de Trabajo» y cuyo personal se propone para asumir después funciones de dirección, encuentra una seria oposición entre los propios opositores sirios. Esa estructura está bajo control de la Hermandad Musulmana, cuya posición en el seno del CNS suscita la fuerte hostilidad de numerosos opositores de tendencia laica. Por otro lado, el hecho que los líderes del CNS apuestan públicamente por una intervención militar occidental suscita el descontento de importantes sectores de la oposición siria.
Por el contrario, el Comité Nacional de Coordinación (CNC), una agrupación de organizaciones opositoras dentro de Siria, al que Occidente no toma en consideración, se ha pronunciado resueltamente en contra de las operaciones militares occidentales.
Radwan Ziadeh, «director de Relaciones Exteriores» del CNS, quien al igual que Osama al Kadi trabaja para el Syrian Center for Political and Strategic Studies, ya se pronunció en varias ocasiones a favor de operaciones similares a las de Kosovo afirmando que «Kosovo muestra como Occidente puede intervenir en Siria». Ya en julio de 2011, Radwan Ziadeh era invitado del ministerio alemán de Relaciones Exteriores, y en febrero pasado lo invitaba el Financial Times. Poco después afirmó que las milicias del Ejército Sirio Libre tenían que desempeñar el mismo papel que la UCK en Kosovo.
Según german-foreign-policy.com, opositores sirios han viajado recientemente a Kosovo para informarse sobre la acción de la UCK en 1999. La «masacre de Hula» podría tener la misma significación que la «masacre de Racak», perpetrada [en Kosovo] a principios de 1999.
Pero ya en aquel momento [en 1999], existían sospechas de que [la «masacre de Racak»] era una manipulación destinada a justificar la guerra, algo que nunca fue seriamente desmentido. En todo caso, ya nada se oponía a una intervención de la OTAN.
Falla el putsch de Obama en Venezuela

Una vez más, la administración Obama trata de cambiar por la fuerza un régimen que se resiste a sus designios. El 12 de febrero de 2015, un avión propiedad de Academi (ex Blackwater) disfrazado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela debía bombardear el palacio presidencial de Caracas para eliminar físicamente al presidente Nicolás Maduro. Los conspiradores tenían previsto poner en el poder a la ex diputada María Corina Machado y hacerla aclamar de inmediato por varios ex presidentes latinoamericanos.

 El presidente Obama había emitido un claro aviso. Lo puso por escrito en su nueva doctrina de defensa (National Security Strategy): «Estamos del lado de los ciudadanos cuyo pleno ejercicio de la democracia está en peligro, como los venezolanos». Siendo Venezuela, desde la adopción de la Constitución de 1999, uno de los Estados más democráticos del mundo, esa frase presagiaba lo peor en materia de intentos destinados a impedir su marcha por el camino de la independencia y la redistribución de la riqueza nacional.
Era el 6 de febrero de 2015. Washington terminaba de planificar el derrocamiento de las instituciones democráticas de Venezuela. El golpe de Estado estaba planificado para el 12 de febrero.
La «Operación Jericó» contaba con la supervisión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), bajo la responsabilidad de Ricardo Zúñiga. Este «diplomático» es el nieto de otro Ricardo Zúñiga, el presidente del Partido Nacional de Honduras que organizó los golpes militares de 1963 y de 1972 a favor del general López Arellano. El Ricardo Zúñiga que ahora trabaja en la Casa Blanca dirigió desde 2009 hasta 2011 la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro a la vez que negociaba la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba, finalmente anunciada en 2014.
Como siempre en ese tipo de operaciones, Washington se esfuerza por no parecer implicado en los acontecimientos que sin embargo dirige. La CIA organiza y dirige a los golpistas a través de organizaciones supuestamente no gubernamentales: la NED (National Endowment for Democracy) y sus dos tentáculos de derecha, el International Republican Institute (IRI) y de izquierda, el National Democratic Institute (NDI); la Freedom House y el International Center for Non-Profit Law.
Además, Estados Unidos siempre recurre a sus aliados utilizándolos como contratistas en ciertos aspectos del putsch. Esta vez participaron al menos Alemania –a cargo de la protección de los ciudadanos de los países de la OTAN durante el golpe, Canadá a cargo del control del aeropuerto internacional civil de Caracas, Israel encargado de garantizar los asesinatos de varias personalidades chavistas y el Reino Unido a cargo de la propaganda de los golpistas. Finalmente, también moviliza sus redes políticas para que reconozcan a los golpistas: en Washington, el senador Marco Rubio; en Chile, el ex presidente Sebastián Piñera; en Colombia, los ex presidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana; en México, los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox; en España, el ex presidente del gobierno José María Aznar.
Para justificar el putsch, la Casa Blanca había estimulado grandes empresas venezolanas a retener en sus almacenes enormes cantidades de productos de primera necesidad. La no distribución de esos productos tenía como objetivo provocar grandes colas ante los comercios y el estallido de motines estimulados por la acción de provocadores infiltrados entre los consumidores descontentos. La maniobra fracasó ya que, a pesar de la escasez artificialmente provocada durante enero y febrero y de las colas ante las tiendas, los venezolanos nunca llegaron a atacar los comercios.
Para reforzar el sabotaje económico, el presidente Obama había firmado, el 18 de diciembre de 2014, una ley que impone sanciones contra Venezuela y contra varios de sus dirigentes. Oficialmente, Washington decía querer sancionar a las personalidades responsables de la represión contra manifestaciones estudiantiles. En realidad, desde el inicio del año, Washington estaba pagando un salario 4 veces superior al ingreso medio de los venezolanos a los miembros de pandillas que se dedicaban a agredir a las fuerzas del orden. Estos falsos estudiantes asesinaron a 43 personas en varios meses y sembraban el terror en las calles de Caracas.
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El ex número 2 de la ISAF en Afganistán, general Thomas W. Geary, actualmente al mando de la inteligencia del SouthCom.
La acción militar estaba bajo la supervisión del general Thomas W. Geary, desde la sede del SouthCom en Miami, y de Rebecca Chavez, desde el Pentágono. Como subcontratista de la parte militar del golpe aparecen el ejército privado Academi (ex Blackwater); una firma actualmente administrada por el almirante Bobby R. Inman (ex jefe de la NSA) y John Ashcroft (ex secretario de Justicia de la administración Bush).
Según esa parte del plan, un avión militar Super Tucano, matrícula N314TG, comprado por Academi en Virginia, en 2008, para asesinar a Raúl Reyes, número 2 de las FARC colombianas, avión falsamente identificado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela, debía bombardear el palacio presidencial de Miraflores y otros objetivos entre los que se encontraban la sede del ministerio de Defensa, la dirección de Inteligencia y la sede de TeleSur, el canal de televisión multinacional creado por el ALBA. El avión se hallaba en Colombia, el cuartel general de los putchistas había sido instalado en la embajada de Estados Unidos en Bogotá la capital colombiana con la participación del embajador estadounidense Kevin Whitaker y de su segundo, Benjamin Ziff.
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Varios oficiales superiores, activos y retirados, habían grabado de antemano un mensaje a la Nación anunciando que habían tomado el poder para restaurar el orden en el país. También estaba previsto que suscribirían el plan de transición, publicado en la mañana del 12 de febrero de 2015 en el diario El Nacional y redactado por el Departamento de Estado estadounidense. El plan incluía la formación de un nuevo gobierno, encabezado por la ex diputada María Corina Machado.
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El golpe de Estado pondría en el poder a María Corina Machado. El 26 de enero de 2015, la ex diputada recibía en Caracas a sus principales cómplices extranjeros.
María Corina Machado fue presidenta de Súmate, la asociación que organizó y perdió el referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez Frías, en 2004, utilizando para ello ya en aquel momento los fondos de la NED (National Endowment for Democracy) y los servicios del publicista francés Jacques Seguela. A pesar de aquella derrota, María Corina Machado fue recibida con honores por el presidente George W. Bush en el Buró Oval de la Casa Blanca el 21 de marzo de 2005. Después de ser electa en 2011 como representante del Estado de Miranda, el 21 de marzo de 2014 María Corina Machado se presentó ante la Organización de Estados Americanos (OEA) como jefa de la delegación de Panamá a ese foro continental y fue inmediatamente destituida de su cargo de diputada por haber violado así los artículos 149 y 191 de la Constitución de Venezuela.
Para facilitar la coordinación del putsch, María Corina Machado organizó en Caracas, el 26 de enero, un coloquio denominado «Poder ciudadano y Democracia hoy», en el que participaron la mayoría de las personalidades venezolanas y extranjeras vinculadas a la intentona golpista.
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¡Mala suerte! La Inteligencia Militar venezolana estaba vigilando a las personalidades sospechosas de haber fomentado un complot anterior para asesinar al presidente Maduro. En mayo de 2014, el fiscal de Caracas había acusado a María Corina Machado, el gobernador Henrique Salas Romer, el ex diplomático Diego Arria, el abogado Gustavo Tarre Birceño, el banquero Eligio Cedeño y el hombre de negocios Pedro M. Burelli, quienes negaron haber escrito sus propios e-mails afirmando que habían sido falsificados por la Inteligencia Militar. Por supuesto, todos eran cómplices.
Al seguir la pista de estos conspiradores, la Inteligencia Militar descubrió la «Operación Jericó». En la noche del 11 de febrero, los principales líderes de la conspiración y un agente del Mosad israelí fueron arrestados y se reforzó la protección aérea de la capital venezolana. Otros implicados fueron arrestados el 12 de febrero. El día 20, las confesiones de los arrestados permitieron la detención de otro cómplice: el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.
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El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, era el agente de enlace con Israel. Ledezma había viajado secretamente a Tel Aviv, el 18 de mayo de 2012, para reunirse con el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu y con el ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman actuando como representante del jefe de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski.
El presidente Nicolás Maduro compareció de inmediato en televisión denunciando a los conspiradores. Mientras tanto, en Washington, la portavoz del Departamento de Estado hacía reír a los periodistas que recordaban el golpe de Estado organizado por Obama en 2009 en Honduras o más recientemente, en enero de 2015, en la intentona golpista de Macedonia, al declarar: «Esas acusaciones, como todas las anteriores, son ridículas. Es una política de hace tiempo, Estados Unidos no apoya las transiciones políticas por medios no constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales. Hemos visto varias veces que el gobierno venezolano trata de desviar la atención de sus propias acciones acusando a Estados Unidos u otros miembros de la comunidad internacional por los acontecimientos en el interior de Venezuela. Esos esfuerzos reflejan falta de seriedad de parte del gobierno de Venezuela al enfrentar la grave situación que está confrontando.»
Para los venezolanos, este golpe de Estado abortado plantea un grave dilema: ¿Cómo mantener la democracia cuando los principales líderes de la oposición están en la cárcel por haber preparado crímenes en contra de la democracia?
Para quienes aún creen, erróneamente, que Estados Unidos ha cambiado, que ese país ha dejado de ser una potencia imperialista y que ahora defiende la democracia en el mundo, la «Operación Jericó» es un obligado tema de reflexión.
Estados Unidos contra Venezuela
- En 2002, Estados Unidos organizó un golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Hugo Chávez Frías y posteriormente asesinó al juez venezolano a cargo de la investigación, Danilo Anderson.
- En 2007, Estados Unidos intentó un cambio de régimen organizando en Venezuela una «revolución de color» con la participación de grupos trotskistas.
- En 2014, Estados Unidos pareció renunciar a su objetivo y respaldó grupos anarquistas que realizaron innumerables actos vandálicos para desestabilizar Venezuela, lo que los venezolanos llaman la Guarimba.

El fin del capitalismo, según Wallerstein

Mientras que la círculos políticos mundiales discuten la manera cómo se debe administrar y solucionar la crisis económica occidental, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein diagnostica una crisis del sistema. Según él, el problema no es de curar el capitalismo sino más bien de acompañarlo en su muerte al ataúd y de favorecer el surgimiento de aquello que el geopolítico belga Philippe Grasset llama una contra-cultura.

 Immanuel Wallerstein sociólogo y seguidor de la escuela del historiador Fernand Braudel, quien en esa ocasión ha dictado la sentencia final del capitalismo como sistema: su desintegración es irreversible, pues está a la vista el final de su declive iniciado en la década de los años del siglo pasado y cuya lenta agonía tomará entre veinte y cuarenta años más: El capitalismo moderno alcanzó el fin de la cuerda. No puede sobrevivir como sistema y por ello pasa por la etapa final de una crisis estructural de larga duración. No es una crisis de corto plazo, sino un despliegue estructural de grandes proporciones.

Primero el centro de pensamiento estratégico belga Dedefensa.org y hoy el analista político Alfredo Jalife en su columna bisemanal en el diario mexicano La Jornada y en la Red Voltaire, analizan las ideas de Wallerstein en la línea del pensamiento braudeliano, en cuya escuela el entrevistador se inscribe, relativo a las transiciones entre los poderes hegemónicos, que aborda su asociado recientemente fallecido Giovanni Arrighi en su libro Caos y Gobernación en el Sistema Moderno Mundial (Minnesota Press; 1999). Wallerstein considera que el mundo se encuentra en una fase de transición a otro sistema y la verdadera batalla política que se escenifica versa ya sobre el sistema que sustituirá al capitalismo.

Hace mucho Wallerstein había anticipado correctamente el fin del modelo neoliberal, pero nunca había atravesado nítidamente el Rubicón al dictar al capitalismo la sentencia irrevocable de su final como sistema.

¿Dónde queda, entonces, el axioma de que el capitalismo, por su carácter proteiforme, es capaz de adaptarse a todas las crisis y circunstancias?, pregunta el maestro Jalife.

A lo largo de muchos años Jalife ha sostenido, contra todos los vientos y las mareas, que no era un resfriado lo que ralentizaba el paso del capitalismo y ni siquiera una crisis coyuntural; se trata de un cambio de paradigma que obliga a reflexionar sobre el inalienable valor transcendental del ser humano por encima de las peores contigencias adversas (guerras, mercados, especulación desenfrenada, financierismo, economicismo, mercantilismo, consumismo, hipermaterialismo, tecnología sin bioética, depredación ambiental, desinformación oligopólica), lo cual ha puesto en evidencia, a la vez, la crisis de la civilización de procedencia judía y griega, cuyos valores espirituales sucumbieron en aras del neoliberalismo. El site Dedefensa. org (05.10.11) opina que Wallerstein se ha olvidado de esos valores que son los primeros que deberán restaurarse.

Son los valores que han impregnado la idea de bien en el occidente judeo cristiano, que aparece inmaculada en la teoría de las ideas modélicas de Platón en su Timeo, luego retomadas por Goëthe en su Fausto, por Dostoyevsky en su El jugador y por El mercader de Venecia de Shakespeare.

Wallerstein anhela el reemplazo del capitalismo por un mundo más democrático e igualitario como nunca antes ha existido en la historia mundial, pero que es posible. La opción contraria sería un sistema desigual, polarizante, explotador que no sea capitalista necesariamente, pero dentro del cual pueda haber mecanismos de control peores que los el capitalismo, como los puestos en marcha por la psicopolítica o el comportamentalismo.

Ya el historiador británico Eric Hobsbawm, señala otra vez Jalife, había anticipado el retorno pendular del marxismo como opción, pues no hay mayor claridad que la que ofrece el marxismo clásico, por boca de su fundador Marx, cuando expresaba que el capitalismo lleva en su seno el germen de su propia destrucción. Pero esa destrucción que es la que estamos viendo, es traducida como depredadora de sí misma, sin que la vanguardia revolucionaria que el propio Kart Marx anunció en su Manifiesto del partido comunista haya sido capaz de organizarse. Por eso nos adherimos a la noción del proceso autodestructivo siguiendo las convulsiones que ya presenciamos del caos mayor, y cualquiera que sea su duración autoeliminatoria, a nosotros nos toca poner a salvo los valores de la cultura predecesora del neoliberalismo que Wallerstein se abstiene de reivindicar.

Wallerstein recurre a la bifurcación del sistema para explicar el fin del capitalismo y el surgimiento de un nuevo sistema: sus raíces se encuentran en la imposibilidad de continuar el principio básico del capitalismo que es la acumulación del capital y que ha funcionado de alguna forma maravillosamente durante 500 años. Ha sido un sistema extremadamente exitoso, pero que ha terminado por deshacerse a sí mismo porque su clase dirigente y sus élites políticas son incapaces de resolver el problema de incertidumbre en el que se han metido.

Cuando se llega al cruce de caminos significa que en “algún punto, la cosa se cae y entramos a una situación nueva y relativamente estable se acaba la crisis y nos encontramos dentro un nuevo sistema”, dice el entrevistado y ese dicho lo recoge Jalife.

Alerta que la transición aparentemente paralizada entre la muerte del capitalismo y el nacimiento de un nuevo sistema comporta peligros considerables puesto que coloca en evidencia a un sistema que se desploma con la ausencia de una perspectiva de sustitución, aún a corto plazo.

En la opinión de Jalife, esta situación es patéticamente palmaria en geopolítica: los multipolares BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pese a su enorme potencialidad y el prestigio de su poder geoeconómico presente, sin mencionar a su disuasión nuclear, se han visto disfuncionales e impotentes para derribar el caduco orden unipolar de EU, que sigue propagando el caos financierista.

Wallerstein recurre a la dualidad griega entre determinismo y libre albedrío

Cuando el sistema es relativamente estable, está relativamente determinado como sistema en el que existe un relativamente limitado libre juego. Pero cuando el sistema es inestable y entra en crisis estructural, irrumpe el libre albedrío y los actos individuales importan realmente de una manera que no lo habían sido en medio milenio, lo cual es extremadamente peligroso ya que todo es impredecible a un plazo mayor que el corto, como lo expresa la ciencia de la incertidumbre. Esto desemboca en la parálisis, patente en la economía cuando los inversores han cesado de confiar en el marcado para reinvertir sus excedentes monetarios.

Siguiendo a Jalife, la economía, hoy devorada por los monstruos financieristas, se ha paralizado porque desembocó en una aporía es decir, una irresoluble paradoja de impasse mental, para no decir que sucumbió a la demencia absoluta cuando la bancocracia europea (en realidad, el financierismo transatlántico) exige a la Grecia de la OTAN optar por el suicidio físico para ser salvados financieramente.

Los griegos modernos, candidatos a la distanasia (que es la peor de las muertes: término que usaba Jalife en las clases que solía impartir de bioética, asignatura que importó de Estados Unidos a México y que vulgares plagiarios pretenden expropiar), representan simbólicamente al 99 por ciento de la humanidad que desea exterminar al uno por ciento de la plutocracia global, como ha sido disecado por los indignados de Wall Street, que se han sumado a la corriente planetaria de liberación ciudadana.

Pero no es tan grave: en una coyuntura de sequía de pensamiento, desde la política hasta la filosofía, debido a la descerebración a la que incurrió deliberadamente la desregulada globalización financierista, urge rescatar a los pocos pensadores que sobrevivieron el naufragio mental del infectado intelecto occidental excesivamente bursatilizado, mucho peor en sus alcances culturales que el doble cataclismo del financierismo y el economicismo.

Wallerstein sentencia el fin del capitalismo y el inicio de la gran incertidumbre

A propósito de la crisis del capitalismo: según Wallerstein es la crisis final, y la batalla en marcha no es sobre el destino del capitalismo en sí, sino de lo que va a reemplazarlo…“El capitalismo moderno ha llegado al final de su camino. No es capaz de sobrevivir como sistema,” Wallerstein y agrega: “Lo que estamos viendo es la crisis estructural del sistema. Una crisis estructural que comenzó en la década de los setentas del siglo XX y que mantendrá sus nefastos estertores por diez, veinte o cuarenta años. No es una crisis a resolver en el curso de un año o un momento. Se trata, pues, de la mayor crisis de la historia. Estamos en la transición a un sistema nuevo y la lucha política real que se ha desatado en el mundo con el repudio de la gente, no plantean el nuevo curso del capitalismo, sino sobre el sistema que habrá de reemplazarle”.

En la medida que, para Wallerstein, el capitalismo está en vía de extinción y en tanto que la batalla que hoy se libra es para preparar el modelo económico de reemplazo, la cuestión es la vía a seguir para sustitur eficazmente al capitalismo. “Estaríamos cerca de un mundo relativamente más democrático e igualitario esta es una perspectiva” aseveró y luego dijo: “Jamás estuvimos en una situación similar en la historia mundial, pero es posible. La otra perspectiva mantener el sistema de explotación, que es inequitativo, desigualitario porque polariza la desigualdad. El nuevo sistema podría no ser el capitalismo. Capitalismo es eso que vemos caer. Pero hay asimismo alternativas peores que dentro del capitalismo”.

La crítica de Philippe Grasset (Dedefensa. org)

Wallerstein hace una descripción técnica, económica de la manera en que el cambio podría implantarse, entre le capitalisma en vías a un nuevo sistema. Se trata de un proceso que el entrevistado denomina “bifurcación”. “Es lo que técnicamente se ha llamado una bifurcación de un sistema”, dijo. “Sus raíces están en muchos aspectos separadas de la continuación de los principios básicos del capitalismo, que es concebido como acumulación de capital. Este es el punto central del sistema. Un sistema que ha trabajado maravillosamente en ciertas etapas en el medio milenio que lleva de existencia. Ha sido un sistema exitoso, pero ha dejado de funcionar como ocurre con todo sistema”. “Lo que ocurre en una bifurcación es que en algún punto del crucero, el sistema queda anclado en una nueva situación estable la crisis ha terminado; estamos en el nuevo sistema”.

En suma, Wallerstrein describe los peligros, que en su opinión son considerables, del proceso de cambio, lo que implica por una parte la inhumación del capitalismo y, por otra parte, el nacimiento y la instalación de un nuevo sistema. La situación contiene riesgos porque es inevitable un período de parálisis entre el sistema que desaparece y el nuevo La presión sistémica ejercida por el sistema económico y político ha llevado a la fragmentación de sus diferentes opciones y concepciones; y en tanto que el hundimiento del atlantismo abre el camino a la verdad de la situación, es decir, a un sistema general del que nadie escapa, y que está a punto del hundimiento, engendrando a su paso una diversidad de reacciones críticas ciertas. De alguna manera, el enemigo principal ha cambiado: Entre 2001-2007 se trató del sistema anglosajón y su concepción del capitalismo ahora le toca al sistema general mismo, o lo que denominan los belgas la “Contra-Civilización”. Una cadena de ideas inevitables que no son subrayadas por el entrevistado. Por ello los estrategas belgas proponen que seamos mayormente críticos de Wallerstein.